jueves, 23 de septiembre de 2010

2.-CON FALDAS Y A LO LOCO (SOME LIKE IT HOT)   
   
DIRIGIDA POR: Billy Wilder
INTÉRPRETES: Tony Curtis, Jack Lemmon, Marilyn Monroe,
AÑO: 1959/DURACIÓN: 120’/GÉNERO: Comedia

                             

    -“Nadie es perfecto”. Señoras y señores: prepárense para la comedia más loca, entretenida y divertida de todos los tiempos. La gente pensaba que al ver que Billy Wilder mezclaba el tema de gángsteres con lo burlesco y situar la historia en los años veinte, iba a ser un fiasco, un “batacazo”, pero todos estaban equivocados, porque fue un éxito. Para mí, el toque de genialidad del señor Wilder consiste en jugar a la parodia de las películas de gángsteres o de las comedias de persecuciones de antaño, pero invirtiendo en los principios con el fin de que resulten subversivos y que desentonen.

    1929. Tras haber sido testigos de una masacre (la famosa “matanza del día de San Valentín”), dos músicos (Tony Curtis y Jack Lemmon), huyen de los gángsteres que les buscan y se disfrazan de mujeres para seguir a una orquesta femenina por Florida. Uno de ellos se enamora de Sugar (Marilyn Monroe) la cantante, y el otro le corteja un millonario. Viven una situación alocada de constante enredo y al ser desenmascarados por los gángsteres, se escapan con el millonario y la cantante. Finalmente, confiesan sus identidades masculinas.

    “Con faldas y a lo loco”, supone el inicio de la colaboración del cineasta con el actor Jack Lemmon y su segunda película con Marilyn Monroe, esta vez fue convencido por los ejecutivos de la productora United Artists quienes le dijeron que la película tendría mucho más gancho con la cada día más popular Marilyn Monroe. Lo cierto es que a él no le hacía mucha ilusión puesto que ya había trabajado con ella en “La tentación vive arriba” (1955), y sabía que era una actriz muy conflictiva. Para empezar ella no quería que la película fuese en blanco y negro. Pero en ésta sale todavía más guapa, aunque volvió a tener algún que otro pleito con el director. Siempre llegaba tarde al rodaje, estaba a todas horas deprimida y de mal humor, tardaba muchísimo en aprenderse sus diálogos a pesar de dejarle “chuletas” por todo el decorado, no había manera y lo que es más, tenía obsesión por los dulces y engordó unos kilitos de más en el rodaje, cosa que al director no le hizo ninguna gracia. Éste acabó desquiciado y los actores estaban hartos de ella, aunque Tony Curtis, que venía de hacer “Los vikingos” (1958), se pasó siete pueblos al decir que:-“besar a Marilyn Monroe es como besar a Adolf Hitler”. En cambio Billy afirmó:-“mi médico y mi banquero, me han hecho entender que soy demasiado viejo y demasiado rico para dirigir de nuevo a Marilyn Monroe” o “no podía mirar a mi mujer sin sentir deseos de golpearla por el mero hecho de ser mujer”. Como contrapartida, le gustó trabajar con Jack Lemmon, que demostró que tenía talento suficiente para bordar cualquier papel, ya fuese dramático o cómico y le convirtió en el protagonista de su siguiente película, “El apartamento” (1960), divertida comedia también, en la que narra la historia de un empleado “trepa” que les presta su apartamento a sus superiores para que éstos puedan cometer adulterio con total discreción.

    Billy Wilder, (que nunca la consideró a su película como una de las mejores, tal vez debido a los malos recuerdos que guardaba de su rodaje), le dio un aire nuevo a la comedia americana. Sabía como hacer reír al espectador y alternaba los diálogos hilarantes con situaciones chuscas que suelen rozar lo burlesco. Trabajando con Ernst Lubitch, autor de obras como “Ser o no ser” (“To be or not to be”) (1942), quien era su maestro, Wilder aprendió a dosificar y a reestructurar los efectos cómicos para refinarlos al máximo. Está claro que la mentira y el travestismo, son sus materiales favoritos para hacer reír al público. Sus personajes están siempre obligados a cambiar de identidad o de sexo para salir bien parados de los bretes en los que les sitúa la vida. Y como son cabezotas, se lían y se hunden en sus paranoias o esquizofrenias. Ése ha sido siempre el proceder de los grandes autores cómicos. El director austríaco dejó Europa para desarrollar su carrera en Hollywood, el centro de la industria del cine. Demostrada su habilidad como guionista, se puso luego detrás de las cámaras para rodar un puñado de obras maestras. Comedias, dramas, cintas policíacas….Se atrevió con casi todo y entusiasmó al público durante varias décadas con trabajos sobresalientes. Es curioso, pero en las épocas en la que estaba deprimido, hacía comedias y en las que se sentía feliz, hacía dramas. Quizás intentó inconscientemente compensar cada uno de sus estados de ánimo. El caso es que este artista judío era un crack. Y ya lo dice incluso Jack Nicholson: “-Las grandes productoras están dirigidas por jóvenes que no saben quien fue Billy Wilder.” Y eso es pecado.

    En fin, podría escribir páginas y páginas sobre esta película, pero no quisiera aburrirle, así que sin más preámbulos, sólo me queda decir que ha de ver esta película como sea, ya que es sumamente entretenida, y bella como la susodicha Marilyn. Si tiene un par de horas libres, pasará un buen rato viéndola, créame.

    Una última anécdota que quisiera contar: el director de cine español, Fernando Trueba, tiene en un pedestal a Billy Wilder, es su ídolo. Pues bien, me remonto a 1993, cuando su película “Belle Epoque”, (con el ya fallecido Fernando Fernán-Gómez al frente del reparto), ganó un Óscar a la mejor película extranjera. Trueba declaró lo siguiente en el escenario:-“Me gustaría darle las gracias a Dios, pero no creo en Dios, por lo que debo agradecérselo a Billy Wilder”. Y al día siguiente de la ceremonia de los Óscar, éste le llamó y le dijo:-“Hola Fernando, soy Dios”.


 



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