jueves, 23 de septiembre de 2010

20.-EL PADRINO II (THE GODFATHER-PART II)

DIRIGIDA POR: Francis Ford Coppola
INTÉRPRETES: Al Pacino, Robert De Niro, Robert Duvall, John Cazale, Diane Keaton, Talia Shire, Lee Strasberg
AÑO: 1974/DURACIÓN: 200’/GÉNERO: Cine de gángsteres, drama

                            


    -“Hay muchas cosas que mi padre me enseñó: mantén cerca a tus amigos, pero más a tus enemigos”.

    ¿Quién dijo que las segundas partes fueron peores que las primeras? Querido lector/a, eso es totalmente cierto, de acuerdo, pero hay un par de excepciones que confirman la regla: una es “Terminator 2”, que a lo tonto se llevó cuatro Óscar técnicos de la Academia, y otra es ésta, “El padrino II”, que doblegó a su antecesora en lo que a estatuillas se refiere; seis Óscar nada más y nada menos, para la mejor película, mejor director, mejor guión adaptado, mejor banda sonora, mejores decorados y mejor actor secundario, como no, para Robert De Niro, que es la cara joven de Don Vito Corleone. No obstante, he de decir que el semblante lívido y rígido de Al Pacino domina toda la película; un Satanás afable con las maneras de un hombre de negocios intachable. Habla en voz tan baja, que todos deben escucharle temblorosos y diligentes, o de lo contrario ruge. Es la cara más brutal el individualismo estadounidense.

    En “El padrino II”, se yuxtaponen dos líneas narrativas. La primera se sitúa en Sicilia, en los albores del siglo XX. El niño Vito Andolini, natural de la aldea de Corleone, es el único que sobrevive al exterminio de su familia llevado a cabo por la mafia. El barco que lo conduce a América, en el que lo han embarcado amigos del clan familiar, representa su única posibilidad de supervivencia. Al llegar a Ellis Island, en Nueva York, Vito, a quien un empleado de la oficina de inmigración registra con el apellido de Corleone, contempla la estatua de la libertad, que materializa el sueño americano de muchísimos inmigrantes. Muchos años después, tras haber creado su propia familia, un Vito adulto (interpretado ahora por Robert De Niro) intenta abrirse paso honradamente en Little Italy, el barrio neoyorquino ocupado por los inmigrantes. Pero también allí domina la mafia; entonces comienza el ascenso de Vito a la condición de “padrino”, cuando se defiende con éxito del codicioso Don Fanucci.

    La segunda línea narrativa comienza en 1958, pocos años después del final de la primera película. Michael (Al Pacino), hijo de Vito Corleone, que desde la muerte de su padre está al frente de los negocios familiares, vive en el Lago Tahoe, Nevada, desde donde intenta legalizar sus actividades en Las Vegas y extenderlas a Miami y a Cuba con la colaboración del gángster Hyman Roth (Lee Strasberg). Michael se mantiene fiel a los principios comerciales de su padre, concretamente a dos: “La familia debe permanecer siempre unida” y “mantente cerca de tus amigos, pero más de tus enemigos”. Una gran fiesta, organizada por Michael en su finca con ocasión de la comunión de su hijo, congrega a su familia y a sus socios. Mientras los invitados se divierten fuera, Michael se encuentra en su oscuro despacho y recibe a los miembros de la “familia”. Entonces advierte por primera vez que sus enemigos están más cerca de lo que pensaba. El padrino, que ha sobornado a muchos “peces gordos” (encumbrados políticos) y preside una empresa familiar “más poderosa que la U. S. Steel”, como dirá después, comprobará que sus intentos de mantener a su familia acaban deshaciéndola.

    Al final de la película, hace ya tiempo que su esposa Kay (Diane Keaton) lo ha dejado, vemos a un Michael Corleone sentado en su jardín, con la única compañía de sus recuerdos y de su odio. Justamente mientras su madre está de cuerpo presente, ordena la ejecución de su hermano Fredo (John Cazale), que, como muchos otros, también lo ha traicionado. El padrino se lo dice cara a cara, la nochevieja de 1958, o lo que es lo mismo, la noche del 1 de enero de 1959, en la que nada más comenzar el año, estalló la revolución cubana. El hermano menor, le dice a Fredo:-“Se que fuiste tú Fredo: ¡me destrozaste el corazón! ¡Me destrozaste el corazón!”

    En esta película, Coppola contrapone las personalidades del padre y del hijo, lo cual le permite explayarse hablando de la moral, la confianza y la lealtad, el engaño y la venganza. Digamos que Vito era un paisano íntegro de Sicilia a quien las circunstancias condujeron al crimen. Fue poderoso porque supo ganarse el respeto y la confianza de sus amigos. Su hijo Michael se crió con la mafia y, como Don, tuvo que aprender a convivir con las responsabilidades herederas y con el poder vinculado a las mismas. No confía en nadie (sólo en Tom Hagen, su hermanastro y abogado, interpretado por Robert Duvall) y tiene enemigos incluso en su propia familia. Eso sí, por muy diferentes que sean los dos personajes, sus historias se parecen en que ambos deben descubrir el significado de ser un gángster.

    Grandiosa película, en la que la productora se permite el lujo de contar con un plantel de actores excelente, con Al Pacino y Robert De Niro al frente. Éste último, como ya he mencionado antes, se llevó el Óscar al mejor actor secundario, porque es la personificación joven de Marlon Brando, tanto en el aspecto interior, como en su voz ronca y apagada, y no sólo tuvo que perfeccionar su italiano, sino emular el acento siciliano, por eso estuvo viviendo varios meses en Sicilia. En cuanto a Al Pacino, podemos percibir que desde “El padrino”, Michael Corleone es otro hombre, duro, prepotente y obstinado cuando de imponer sus objetivos se trata. El resto del reparto, John Cazale como hermano débil y humillado, Talia Shire como la hermana de Michael y oveja negra de la familia, Robert Duvall como el abogado leal de la familia y Diane Keaton como la mujer descontenta de Michael, están fenomenal.

    Respecto a los decorados, son históricos y rigurosamente precisos. Están genialmente estructurados. Por ejemplo, el Nueva York de principios de los años veinte, donde vemos a Vito Corleone ganándose la vida como puede (que para mí es la mejor parte de la película), recuerda mucho al de “Érase una vez en América” (1984), de Sergio Leone. Y la fotografía, capta perfectamente los cambios familiares.

    Se podría decir que “El padrino II”, (donde evidentemente Pacino y De Niro no coinciden en ningún plano del film por los roles que interpretan), trata la decadencia del clan familiar de los Corleone. A raíz del éxito de “El padrino”, que no dejaba de ser un encargo, Coppola pudo hacerse con el control total de su segunda película de la saga. Aquí se nota que Francis tenía “carta blanca” para trabajar, por eso resultó un largometraje más sereno, emocional y sombrío que la primera parte. Es una película auténtica. Es Coppola.

                          

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