domingo, 26 de septiembre de 2010

93.-ACORDES Y DESACUERDOS (SWEET AND LOWDOWN)

DIRIGIDA POR: Woody Allen
INTÉRPRETES: Sean Penn, Uma Thurman, Samantha Morton
AÑO: 1999/DURACIÓN: 98’/GÉNERO: Comedia

               

    E. Ray: “-No se…podríamos ir al vertedero a matar ratas…”

    Woody Allen ha recurrido a un homenaje a uno de sus artistas de jazz favorito, Django Reinhardt. Al contrario de en “Broadway Danny Rose” o “Zelig”, no se trata de una recreación ficticia, aunque aquí el protagonista se llama Emmet Ray (Sean Penn), un chulo engreído con rasgos paranoicos que esconde toda una filosofía perdedora. Allen le sitúa igual de patético cuando trabaja que cuando ama, convirtiéndole en un ser entrañable para el espectador aunque sea igualmente repulsivo. Esta dualidad viene escenificada por la soberbia interpretación de Sean Penn, para mí, el mayor camaleón del actual cine americano, que borda su trabajo. De hecho, los momentos de mayor intensidad de “Acuerdos y desacuerdos” son, fundamentalmente actorales, y no sólo corresponden a Penn, sino también a su novia muda Hattie (Samantha Morton), que está soberbia en su silencio continuo. No es de extrañar que ambos fueran nominados al Oscar y que, como es costumbre, no lograran la estatuilla ante una Academia ciega en el reparto de premios.

    La película se sitúa en los años treinta, y la recreación de la época, es perfecta, rica en matices y verosímil con lo que se plasma. Todo ello hace pensar que Allen con el paso del tiempo, se ha convertido en un cineasta con un gran sentido del ritmo cinematográfico y un hábil constructor de situaciones dantescas y emocionantes. Cuando Emmet le dice a Hattie que se tienen que separar, la muchacha lo admite con la tristeza en el rostro. (Él le dice que no es un músico cualquiera, es un artista, “el segundo mejor guitarrista del mundo”, porque antes va su ídolo Django Reinhardt, un gitano del que siente devoción y desearía con todas sus fuerzas poder conocerle personalmente algún día. Ese día llega, pero Emmet se desmaya del increíble asombro ante tal leyenda del jazz). Más tarde, cuando la vuelve a ver, ya casado con Blanche (Uma Thurman), renacen en él los sentimientos que conllevan la oportunidad perdida y los errores cometidos.

    Se podría decir, que más que un homenaje al jazz, el género favorito de Allen, este estupendo largometraje es un canto nostálgico a una época y a unos personajes irrepetibles. El mundo de la farándula en la década de los treinta, está tan bien ambientado, que no tiene nada que envidiar al de hoy en día.

    Woody Allen es uno de mis directores favoritos, es un genio, tanta es la dependencia que tenemos de su cine y tan grande es la admiración que todos sentimos por su vena creadora, que el año que no estrene ningún film, encontraremos que nos falta algo en la cartelera. Tiene tanto talento el cineasta neoyorquino, y tantísimas buenas comedias, que me ha resultado verdaderamente difícil elegir una de ellas. Incluidos los dramas, no me falta ninguna por ver, he visto las 49 películas en las que ha trabajado como director, actor o guionista. ¡Qué grande eres, Woody!

                   




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