viernes, 24 de septiembre de 2010

32.-TORO SALVAJE (RAGING BULL)

DIRIGIDA POR: Martin Scorsese
INTÉRPRETES: Robert De Niro, Joe Pesci, Cathy Moriarty
AÑO: 1980/DURACIÓN: 129’/GÉNERO: Biográfica, drama

                           

    “-¡Soy el mejor! ¡Soy el mejor! ¡Soy el mejor!”

    Grandiosa película de Martin Scorsese, quien se encontraba en el peor momento de su carrera tanto profesional como anímicamente*. Era la primavera de 1978 y éste estaba postrado en la cama de un hospital, agotado y desmoralizado cuando su amigo el actor fetiche Robert De Niro, fue a visitarle y le convenció para rodar una película de boxeo. Martin se dejó persuadir y juntos empezaron un nuevo proyecto que dio lugar a “Toro salvaje” (“Raging bull”). ¡Y vaya si lo hicieron! Increíble, la mejor película de ambos, tanto del director como del actor. He de añadir también que el guión es perfecto, de la mano de Paul Schrader, quien también colaboró con ellos cuatro años antes en “Taxi driver”, con un guión excelente.
*Por aquellos tiempos, el director entró en una espiral de droga y decadencia por culpa de dos “batacazos”, dos grandes fiascos como “New York, New York” (1977) y “El último vals” (1978).

    Esta biografía del excampeón de los pesos medios, Jake La Motta (interpretado por un espectacular De Niro), se atreve a ocuparse del anti-Rocky, un aspirante hambriento que acaba que acaba convertido en una vieja gloria de cuerpo hinchado sin que en realidad haya aprendido nada ni encontrado ninguna satisfacción en sus logros.

    Jake La Motta, quien le confiesa a su hermano Joey (Joe Pesci) que le preocupa tener las manos muy pequeñas, es un boxeador de peso medio, violento, incoherente y misógino. A penas tiene amigos, es como un gorila a punto de estallar de ira, sólo su hermano es el único que tiene la suficiente paciencia para aguantarle. Nos situamos en la década de los cuarenta, van pasando los años y tras dar y recibir muchos reveses, tanto físicos como psicológicos, gana el cinturón de campeón; pero al cabo de unos minutos de tiempo de pantalla, le vemos empeñar las joyas y utilizar el dinero como soborno para tratar de librarse de una acusación de inmoralidad (permite entrar a dos chicas menores de edad en su club con la condición de besarlas). No es suficiente y acaba siendo arrestado por la policía de Miami. Una vez en prisión, es encerrado en una lúgubre celda por los crueles guardias de la cárcel. Y ya dentro de la susodicha celda, golpea las paredes de piedra como si volviera a enfrentarse a su eterno rival pugilístico, Sugar Ray Robinson. Y es aquí donde comienza el coste de la redención. Donde al ver que le cierran la típica puerta de barrotes de hierro en la nariz y le han tratado como un animal, se da cuenta de lo estúpido que ha sido y se arrepiente de todo lo que ha hecho. Se da cuenta de todo lo que ha tenido a su alcance y lo que podría haber sido, pero sus paranoias y sus terribles arrebatos de furia, lo estropearon todo. Una vez fuera de Chirona, se dedica a dar monólogos, (gordo como una vaca) y contar antiguas anécdotas que le sucedieron durante su carrera deportiva, en un club de mala muerte, con un público muy grosero.

    “Toro salvaje”, no es que sea una película machista, como mucha gente opina, sino que habla sobre la masculinidad de aquellos años, sobre la vida de los italo-americanos en el Bronx (Nueva York). Rodada en blanco y negro, entre otras cosas porque a Scorsese le entorpecía el color rojo de los guantes de boxeo (no quedaba bien con nada), está maravillosamente dirigida. Encuadres perfectos, travellings, trasfocos, zooms…y no es nada fácil rodar una película de boxeo, pues ya lo dijo Clint Eastwood una vez:-“Lo más difícil de rodar en una película, es dentro de un ring de boxeo”. Y hablando del viejo Eastwood, aprovecharé para decir que “Million Dollar Baby” (2006), es la mejor película de boxeo desde ésta, “Raging bull”. Martin incluye en su película, muchas escenas que asustan o conmueven: Joey abrazando al púgil que solloza como un niño cuando e ha visto obligado a dejarse ganar (eso sí, sin tirarse a la lona), episodio que hace que el discurso de Budd Shuldberg para “La ley del silencio” (1954)-“hubiera podido ser un aspirante” (y que luego forma parte del número de La Motta en el club nocturno) parezca forzado y hueco. La Motta pinchando a su mujer (bellísima Cathy Moriarty) y a su hermano (gran Joe Pesci) a causa de pequeñas infidelidades imaginarias y poniéndose ferozmente insultante. En aquellas disputas familiares peligra la integridad física. Luego, al final del todo, vemos a un Jake la Motta obeso y fracasado, pero mucho más atento y cariñoso, que sólo quiere hacer las paces.

    Respecto a la música, de Pietro Mascagni, es preciosa; resulta muy paradójico, el hecho de que si esta sinfonía de Pietro la escucháramos sin haber visto el film, parecería típica de una película de ballet clásico, y es todo lo contrario, es de boxeo. Y aún así es perfecta. Porque hay tanta belleza y tanto clasicismo al ver a Jake La Motta (“el toro del Bronx”), moverse en el ring antes de saludar al contrincante, con esa fotografía, que verdaderamente es la música que más se adecua. Y en lo que a sonido se refiere, es mortal. La ves casi treinta años después y esos golpes que recibe el musculoso Jake, siguen pareciendo reales. Tan real como que Robert De Niro se metió tanto en el personaje, que peleó en tres combates amateur de peso medio. Y no le fue mal, ganó dos de tres. El caso es que tras haberse puesto en forma, casi tanto como en “Taxi driver” (1976) o “El cabo del miedo” (1991) para comenzar a rodar, el rodaje tuvo un parón de tres meses (verano del 78) para que De Niro engordase casi treinta kilos con el fin de acabar de interpretar al exboxeador. Aún así, tres meses es muy poco tiempo para engordar tantos kilos, esto es tan perjudicial para la salud, que a largo plazo, De Niro tuvo problemas cardíacos, (aunque esto vino después del rodaje de “Los Intocables, de Eliot Ness” (1987), de Brian de Palma, que al interpretar magistralmente al mismísimo Al Capone, tuvo que engordar de nuevo quince kilos, y después de ésta, dijo el actor que sería ya la última vez que engordaba para algún papel). Su amigo Martin, no le conocía, se quedó perplejo ante tanta envergadura. Mostraba un aspecto tan sumamente desmejorado, que tenía dificultades para respirar y moverse. Pero este sacrificio físico valió la pena, pues fue lo que más impulsó a la Academia a darle el Óscar como Mejor Actor tras haber ganado seis años atrás el de Mejor Actor Secundario por “El Padrino II” de Francis Ford Coppola. No hay duda de que Bob (como llaman sus amigos a De Niro) es uno de los mejores actores del mundo, que llena la pantalla, junto a Al Pacino, Marlon Brando, Jack Nicholson, Dustin Hoffman, Edward Norton…pero lo que está claro es que ésta es sin duda la mejor interpretación de su carrera. Así que el Óscar fue merecidísimo, junto con el que le dieron a Thelma Schoomaker por el montaje de la película. Las seis nominaciones restantes, no se llevaron nada. Pobre Martin, tuvo que esperar unos cuantos años, hasta hacer “Infiltrados” (2006). En fin, más vale tarde que nunca, a la octava va la vencida.





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