viernes, 24 de septiembre de 2010

27.-EL EXPRESO DE MEDIANOCHE (MIDNIGHT EXPRESS)

DIRIGIDA POR: Alan Parker
INTÉRPRETES: Brad Davis, John Hurt, Randy Quaid, Bo Hopskins
AÑO: 1978/DURACIÓN: 135’/GÉNERO: Drama carcelario

                                 


    “El expreso de medianoche”, se basa en un relato autobiográfico de un joven norteamericano, Billy Hayes, que fue detenido y condenado por las autoridades turcas cuando, al regreso de unas vacaciones en Estambul (Turquía), pretendía sacar de contrabando dos kilos de hachís adosados a su cuerpo, con el objeto de vendérselo a sus amigos.

    Esta película, está basada en hechos reales, y éstos ocurrieron entre 1970 y 1975. El rodaje fue muy duro, porque se contaba con gran cantidad de extras y se rodó en una isla griega. En el rodaje estuvo el mismísimo Billy Hayes para aconsejar al director y a los actores, que por cierto están formidables. Brad Davis, el protagonista, está increíble, se metió tanto en el papel, que nunca llegó a ser el mismo en la vida real. Murió de sida diez años más tarde. ¿John Hurt?, que puedo decir de este grandísimo actor inglés, que saltó definitivamente a la fama cuando un año después de esta aventura, un ser siniestro le reventó el pecho en “Alien, el octavo pasajero” (1979), y eclipsó a un joven Anthony Hopkins en “El hombre elefante” (1980) de David Lynch. Luego están Randy Quaid, (hermano de Dennis Quaid), Bo Hopskins, (que nada tiene que ver con el otro actor, Bob Hopskins)…etc…Esta película batió récords en taquilla y estuvo ocho meses en cartelera. Es uno de los mejores largometrajes y de los mayores éxitos de la década de los setenta, junto con “Alguien voló sobre el nido del cuco”, “La naranja mecánica”, “El golpe”, “El exorcista”, “Taxi driver”, “Rocky”, “El cazador”, “Apocalypse now”, “Fiebre del sábado noche”, “Alien, el octavo pasajero” y las dos primeras partes de la saga de “El padrino”.

    Alan Parker mezcla una estructura melodramática de arriba a abajo en toda la película. Mezcla un género carcelario con intentos de fuga. Es una historia de amistad dentro de la cárcel, con los tres amigos (dos americanos y uno inglés) dentro de ella. Es una película xenófoba, porque muestra claramente el odio a los extranjeros. Hablando de extranjeros, Parker tenía claro que si intentaban reconstruir la prisión en un estudio, la película iba a perder realismo, y evidentemente, en Turquía no la podían rodar, ya se puede imaginar por qué. Así que alguien le habló de un viejo fuerte que existía en la isla de Malta, el realizador fue a visitarlo y con la ayuda del director artístico y del mismo Billy Hayes, que hoy todavía vive para contar sus peripecias, lo convirtió en una auténtica réplica del horrible penal.

    Turquía en esos tiempos, es uno de los mayores países productores de droga, básicamente de opio, hasta que Europa y América toman conciencia de la cantidad de productos internacionales que entraban y salían del país, sobre todo en la época hippy. Y de hecho, hay una escena en la película, que es cuando Billy Hayes (Brad Davis), está en el autobús, y se cree que ya ha pasado el mal rato y su novia le enseña una foto de un periódico en la que ha muerto el famoso guitarrista Jimi Hendrix a los veintisiete años, por sobredosis de droga. Estamos a 6 de octubre de 1970: en esos momentos, ya se estaba acabando la época hippy en América, la era del ácido, del L. S. D. Y en el momento en que además el régimen turco tiene muchos problemas internos, de terrorismo, que es la causa por la que registran a todo el pasaje, y de hecho, cuando cachean a Billy en el aeropuerto, justo antes de salir el avión, la policía turca se cree que lleva bombas, que es un terrorista, hasta que le descubren, que lo que lleva son dos kilos de hachís pegados al cuerpo con cinta aislante, por eso se ríen. La xenofobia viene de manera en que son presentadas las cosas, es decir los malos están en un lado, y los buenos en otro. Hay también un momento terrible en la película, que es el primer juicio del film, en el que con esas togas que retratan a los jueces, y ese idioma tan raro, parecen vampiros. De hecho, el idioma* no viene traducido con subtítulos deliberadamente para que el condenado se encuentre en una situación aislada, marginada, y eso al público le engancha, porque es la historia individual de alguien que está injustamente condenado a los infiernos. Y digo injustamente, porque en principio la sentencia es de cuatro años y dos meses. Por dos kilos de hachís, es excesivo ciertamente, pero nada comparado cuando a falta de cincuenta y tres días de condena, los jueces cambian de opinión y le condenan a cadena perpetua.
*Nada más empezar el film, el idioma que escuchamos por parte de los guardias de seguridad del aeropuerto, no es el turco ni el griego, sino el maltés.

    Pero esta película, fue muy polémica, porque claro, a los turcos no les hizo ninguna gracia cuando la vieron. La película es a la vez tramposa, en el sentido metafórico, porque si el argumento tratara sobre un turco( en vez de un americano) que quiere sacar droga de su país, el film yo creo que no sería tan creíble, tan verosímil que le pasasen esas cosas, pero bueno, el largometraje está basado en hechos reales y así tiene que ser: sobre un veinteañero norteamericano que es arrestado en Estambul por tráfico de drogas y ya una vez en la cárcel, se junta con sus paisanos, que son como los buenos de la película, y todos los demás son los malos, hasta el idioma es tomado como una agresión más, como una amenaza, e incluso los niños turcos que van cogidos de la mano con su padre, el jefe de los carceleros, son dos niños gorditos medio repugnantes, que van a ver como torturan a los otros niños del módulo de menores.

    La película fue estrenada el 18 de diciembre de 1978 en España, y fue un exitazo en taquillas. Se llevó un Óscar a la mejor banda sonora, de Giorgio Moroder, quien sería el responsable del fondo musical de “El precio del poder” (“Scarface”) en 1983. Su guionista, fue el mismísimo Oliver Stone, director de obras como “Salvador” (1984), “Nacido el 4 de julio” (1989), “J. F. K. caso abierto” (1991), “Asesinos natos” (1994)…etc…

    Está muy bien la voz en off de Billy, contándonos sus peripecias en la increíble cárcel turca (que al principio parece un motel de mala muerte y al final un manicomio), las terribles anécdotas de la vida en prisión, y su huída. Hay escenas de violencia exagerada y complaciente junto a apabullantes contraluces o escenas de amor como la del baño turco. Pero la polémica está en que Hayes es injustamente condenado a causa del recrudecimiento de la política de su país con Turquía. Mientras muchos de los verdaderos traficantes, permanecen libres de cualquier molestia. De todas formas hay países, en los que si te pillan intentando sacar droga, la cosa está todavía peor, en Malasia por ejemplo, hay pena de muerte, y en Singapur también y en otros países asiáticos seguro que también. Y la verdad es que, que te juzguen fuera de tu país, con una cultura distinta, un idioma distinto, y no digamos además si la diferencia entre Turquía y Estados Unidos es enorme, pues resulta algo impactante, chocante.

    La interpretación de Brad Davis, es magistral y los actores secundarios como ya he dicho antes, están muy bien, hasta “el soplón” y el carcelero torturador actúan bien. Todo roza la perfección, como Stanley Kubrick hacía con sus películas.

    Hay dos vueltas de tuerca en el film, que son: la primera, que es cuando se van a fugar los tres presos por las catacumbas, que está todo tan oscuro que a penas puedes verlos, que yo creo que es un error pero en fin. Y la segunda, es la separación de los tres amigos, y cuando ya Billy se ha quedado sólo, ataca al chivato y le arranca la lengua. Ese acto de canibalismo, recuerda un poco a otra película dirigida también por Parker y protagonizada por Robert De Niro y Mickey Rourke, que es “El corazón del ángel” (1987). Y por supuesto recuerda a Hannibal Lecter (interpretado por Anthony Hopkins) en “El silencio de los corderos” (1990). Esa es para mi gusto, la secuencia más violenta y cruel de la película.

    También hay otro tema que caracteriza a la vida carcelaria, a parte de la violencia, y a las vejaciones a las que son sometidos los presos, es la homosexualidad. De ahí la relación entre Billy y el otro preso sueco, y la escena en esa especie de baño turco, que no queda del todo claro si nuestro protagonista es gay o no, porque luego cumple su condena el sueco y ya queda olvidado el tema y el personaje en la película. Lo que quiero decir con esto, es que si hay una relación homosexual entre dos personajes, el tema no se desarrolla, no se solventa con una secuencia clave.

    Luego hay otra escena en la película, que es cuando la novia le va a visitar al chico, por lo bien dirigida que está la chica, la fuerte carga melodramática que lleva la secuencia y los planos que toma Alan Parker. También hay otra secuencia, que es ya al final de la película, cuando está Brad Davis dando vueltas en dirección contraria que los demás presos, que es una idea muy brillante, porque sólo se puede ir en una dirección y aparece su amigo Randy Quaid que se ha vuelto loco de remate y el sitio donde se encuentran ambos, ha ido empeorando cada vez más, y parece un manicomio del siglo XVII o XVIII. Luego hay otra escena que cabe destacar, que es la escena final, cuando se fuga, que fue así en la realidad, pero que resulta inverosímil, que se escape de ese modo, dándole las llaves y por la puerta principal. Y menos mal que acaba bien con esas fotos en blanco y negro, porque creo que si acabase mal después de todo lo que le ha pasado a Billy, hubiera sido un fracaso estrepitoso.

    Más allá de la mirada de Alan Parker, es que ese horror, ese infierno que nos describe Billy con la voz en off, está muy bien hecho a nivel profesional, por la iluminación, el maquillaje, el vestuario, los decorados están muy bien ambientados…etc…y sobre todo por lo real que resulta la humedad, las paredes, en general el decorado, porque treinta años después la sigues viendo y dices: “aquí no hay cartón-piedra, esto es real”.

    Alan Parker juega mucho con la luminosidad y hay un plano maravilloso, que es el primero, el atardecer de Estambul. Pero a la vez hace una estética del horror exagerada que produce un cierto malestar en la crítica y atracción en el público, que obviamente se pone de parte del protagonista para que se fugue de una vez de allí. Pero claro, insisto, está basada en hechos reales, así que tiene que ser tal y como sucedió, esto no ciencia-ficción como por ejemplo “La guerra de las galaxias” (1977) de George Lucas o “Blade Runner” (1982), de Riddle Scott.

    El director también nos pone a parte de violencia, evasión, drama, homosexualidad, amistad, sadismo y masoquismo más o menos explícitos, nos pone en tensión, sobre todo en el principio del largometraje, cuando está en el aeropuerto y está con el “chocolate” escondido y a pie del avión registran a todos los pasajeros, con esa música de fondo, como si fueran los latidos del corazón (que tantas películas han imitado después), con un ritmo inquietante, que por otra parte el espectador, ya sabe de antemano, que le van a pillar, porque sino, no habría argumento ni película y aún así, pone en tensión al público. La película está a su vez haciendo guiños constantes al tema del imperio de la droga, la globalización, la pesadilla de las cárceles…etc…y pienso que cualquier joven que haya visto la película y viaje al extranjero, antes de pasar droga a su país, se lo pensaría dos veces. En ese sentido, la película es muy eficaz, porque manda un mensaje directo hacia la juventud. Luego también te deja con dudas, el personaje del tipo de la C. I. A. (Bo Hopskins), que no sabes bien de que lado está.

    Y para terminar ya, mis escenas preferidas, son cuando está el padre con el hijo en la cárcel y crea esa sensación de ternura entre los dos y le dice el hijo:”-Papá, sácame de aquí”. Esa escena me recuerda mucho a una película inglesa titulada “En el nombre del padre” (1994), de Jim Sheridan, protagonizada por el gran actor Daniel Day-Lewis, Peter Posthlewaite y Emma Thompson. Otra escena elemental y básica de la película, es la intriga del principio del film, en el aeropuerto. Y otro plano de mis favoritos, es la secuencia de la muerte del carcelero torturador, que está conseguida con sencillez, con rapidez y con eficacia.

    El final de la película es espléndido, cuando con aquel jeep, que no se sabe si va a parar o no y mantiene al espectador intranquilo, como si creyera que no lo iba a lograr, que no iba a poder escapar. Pero debió ser así en la realidad.







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