jueves, 23 de septiembre de 2010

7.-EL GUATEQUE (THE PARTY)

DIRIGIDA POR: Blake Edwards
INTÉRPRETES: Peter Sellers, Claudine Longet, Marge Champion, Steve Franken
AÑO: 1968/DURACIÓN: 90’/GÉNERO: Comedia


                          



    Director:-“¡Está acabado! ¡No volverá a trabajar en ninguna película!”
    Actor:-“¿Ni siquiera en las de televisión, señor?”

    Fantástica comedia, en la que el dúo Edwards-Sellers funciona a la perfección, mucho mejor que en la saga de “La pantera rosa”. Es la primera película de Peter Sellers en Hollywood. ¡Y caray, qué bueno que es! Infinitamente mejor que cualquier actor cómico de hoy en día: Steve Martin, Jim Carrey…cualquiera. Fuera del plató, tenía fama de ser muy arisco, muy maniático, muy perfeccionista (tipo Kubrick). Pero lo que importa es el resultado, y aquí, en este film, borda el personaje. Te partes de risa.

    Peter Sellers es Hrundi V. Bakshi, un actor hindú, muy cortés y con muy buenas intenciones, pero tiene un pequeño defecto: es realmente patoso. Y todo lo que toca, acaba mal (involuntariamente claro). El caso es, que es invitado por equivocación a una fiesta en la preciosa mansión de uno de los productores más prestigiosos de Hollywood. ¡Y madre mía qué casa! La casa de mis sueños; mira que la película tiene más de 40 años, pues aún no he visto en el cine una casa más lujosa y bonita que ésta. Con una decoración muy sesentera, (como la película), tiene una gran abundancia de vidrio y espacios abiertos y con una enorme piscina interior con pasarelas que funciona a través de cascadas y un sinfín de controles electrónicos (de los que ya se encargará Hrundi de “ponerlos a prueba”), como el memorable interfono (“pajarito Num-Num”), la chimenea y dos cosas que nunca deberían ser replegables: el bar y la sala de baile, que se extiende sobre la piscina. Tengo entendido que la cuidada construcción del plató costó la pasmosa suma de 200000 dólares de aquél entonces. Todo para que el bueno de Bakshi llegase, tropezase accidentalmente y lo demoliese todo. ¡Cómo acaba la casa!, llena de agua, espuma y destrozos por todos sitios. Eso sí, menudo fiestón…

    El 90% de la acción, transcurre en la mansión; el argumento es muy sencillo, pero en la simplicidad está la belleza, y no hay nada como ver a Peter Sellers haciendo de las suyas. Para desternillarse de risa. Puede que el film esté un poco pasado de moda, con unos gags antiguos, pero siguen haciendo muchísima gracia, porque es un humor sutil, y lo más importante, porque ha envejecido bien con el tiempo, igual que “El mundo está loco, loco, loco” (1963), de Stanley Kramer o “El baile de los vampiros” (1967), de Roman Polanski. En cambio hay otras de la misma década que verdaderamente han perdido chispa, ya no hacen gracia como “La pantera rosa*” o “Aquellos chalados en sus locos cacharros” o “La carrera del siglo”…etc…
*Por cierto la versión moderna de “La pantera rosa”, ¡madre de Dios!, si es realmente mala la primera, la segunda parte ya es infumable. Y eso que a Steve Martin lo considero un gran actor cómico con el que me he reído mucho en otros filmes como “Un par de seductores” (1988) o “El padre de la novia” (1995) pero aquí, tiene el difícil papel de sustituir al gran Sellers y lo siento pero no, no está a la altura del difunto actor británico. Espero que no se sienta ofendido por esto que he dicho porque no esté de acuerdo, pero es sólo un comentario más, mi opinión personal eso es todo. Sellers no solo era bueno en su terreno, la comedia, porque cuando tuvo su oportunidad, demostró que era igual de solvente en otros géneros. Su particular físico le permitió bordar, sobre todo, a ese tipo de personajes infelices a los que casi todo les sale mal. No obstante para el público siempre se le recordará por el despistado inspector Closeau de “La pantera rosa”, aunque para mí, éste fue su mejor papel, quizá de menor medida, más intimista, pero con mucha más calidad y gancho. No hay más que ver la escena inicial de esta película, ha quedado sellada como una de las secuencias más desternillantes de todo el género de la comedia. Y es que ya lo decía él mismo, ya que en la vida real era un tipo realmente difícil, con fortísimo carácter: “-Soy el clásico humorista: sólo soy divertido cuando trabajo”.

    Puede que Hrundi sea un inepto e inconsciente alborotador como Clouseau (“La pantera rosa”), pero también es un hombre noble, educado y muy cumplidor. Es imperturbable pero desea complacer. Es galante, atento y tiene integridad, cualidades que le hacen destacar entre los demás invitados. Si tan sólo no perdiese los zapatos, controlase la vejiga, no se acercase a la piscina, no tocase los controles…etc…je, je, ¡menuda pieza! Pero lo mejor de todo, no es sólo él, sino otros personajes como el camarero borracho, que también está genial, jo, jo, ¡vaya borrachera pilla! Entre él y Hrundi, la mejor escena: la de la cena, donde el pobre no tiene asiento y le dan una pequeña banqueta y la lía pero bien liada…eso sí, nunca con maldad.

    En cuanto a la música, es la idílica para esta comedia. El compositor Henry Mancini, hace una partitura inolvidable. Nos deleita con una banda sonora, que nunca olvidaremos. Preciosa.

    Tentempiés, un peluquero dispuesto a todo, bailarines y músicos rusos, un paquidermo con dibujos psicodélicos (una cría a ser posible), mucho jabón, reservas constantes de licor (para el camarero), papel higiénico extra, una guapa francesa aspirante a actriz y sobre todo Hrundi V. Bakshi, son los ingredientes esenciales para un guateque ideal en el Hollywood de los sesenta. Esta sencilla, amena y divertidísima comedia (una de mis favoritas), ha dado mucho que hablar en las últimas décadas.

                 




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