jueves, 23 de septiembre de 2010

15.-EL EXORCISTA (THE EXORCIST)

DIRIGIDA POR: William Friedkin
INTÉRPRETES: Max Von Sydow, Linda Blair, Ellen Burstyn, Jason Miller
AÑO: 1973/DURACIÓN: 122’/GÉNERO: Terror

                          

     “-¿¡Has visto lo que ha hecho…la cochina de tu hija!?”

    Terror en estado puro. Así es como catalogo a este clásico que es sin duda alguna, la mejor película de terror de todos los tiempos. Nunca un film de este género, había sido objeto de tanta publicidad antes de su estreno, de tanta especulación sobre lo que podría inducir a gente de todas las edades a hacer cola durante horas para ver algo que tenía la virtud de provocar vómitos, desmayos y psicosis temporal. William Friedkin, le echó un par de “narices” y desafió las normas que especificaban lo que era aceptable mostrar en pantalla. En Estados Unidos, fue la película más vista del año 1973, superando a “Papillón”, “El golpe” y “American Graffiti”, que también son grandes filmes.

    Todo empezó cuando el novelista William Peter Blatty se inspiró en los artículos de un periódico que hablaban de un chico de trece años de Maryland de quien se decía que había sido poseído por fuerzas demoníacas, y lo convirtió en chica. Y aquí es donde la adolescente Linda Blair, interpretaría el papel de Regan Madneril. Ella es una niña de doce años, hija de la estrella de cine Chris Madneril (Ellen Burstyn). Pero antes de esta historia, el director nos lleva nada más empezar la película (con una famosa melodía marroquí de fondo), a Irak. Allí el Padre Merrin (Max Von Sydow), que trabaja como arqueólogo, encuentra unos artefactos antiguos. Las cabezas cortadas de unas estatuas, y sobre todo un amuleto, le sumen en el pánico. Las escenas siguientes, en las que el mal parece tomar posesión del entorno de Merrin, se encuentran entre las más impresionantes de todo el largometraje. La mirada vacía, pero significativa de los nativos, el martilleo de los herreros en el que uno cree oír los acelerados latidos del viejo corazón de Merrin, y un relog que se para de pronto convierten la sensación de amenaza en algo físicamente palpable. Cuando Merrin, al final de la sucesión de escenas, aparece frente a la estatua del demonio, a cuyos pies varios perros rabiosos se atacan mutuamente, ya se ha planteado el núcleo de la historia. Y aquí es cuando hay un cambio de escenario radical, nos situamos en Georgetown, (época actual de entonces, otoño de 1972). Regan, quien profetiza la muerte del novio de su madre y se orina en la alfombra delante de todos los invitados, ha sido poseída por el demonio. Su madre, que es una actriz con mucho talento, lo ignora pero está muy preocupada por el comportamiento extraño de su hija, los arañazos que van apareciendo poco a poco en su cuerpo, y sobre todo el sacudir salvajemente la cama. La niña ingresa en el hospital donde es sometida a un montón de pruebas médicas, pero sin ningún éxito, pues todo el gabinete de médicos desconoce lo que le ocurre y a la desesperada, le recomiendan a su madre que busque ayuda de la Iglesia. Por lo visto, bajo hipnosis, habla el ser que hay dentro de ella y agarra al psiquiatra del hospital por los testículos. Así que Chris más tarde suplica al Padre Damien Karras (Jason Miller), un jesuita lleno de dudas que “teme haber perdido la fe”, que practique un exorcismo. La segunda mitad de la película, culmina con una intensa batalla entre Karras y el demonio de Regan, después de que el exorcista más experimentado de la escena, el Padre Merrin (Max Von Sydow), muera en la lucha. Karras salva a la niña, acogiendo el demonio en su propio cuerpo y luego se arroja por la ventana.

    Una niña espantosamente desfigurada, torrentes de palabras blasfemas y obscenas, una pista sonora de resuellos, voces ahogadas y chillidos, además de un horroroso vómito verde: posiblemente nunca un director halla intentado aterrorizar a su público con una tenacidad tan implacable.

    También las causas de la posesión, merecen una observación más detallada la arrogancia de los médicos, los ataques de rabia de Chris, el alcoholismo de su amigo Burke o los sentimientos de culpa del Padre Karras con respecto a su madre muerta, son indicaciones que hacen pensar en el origen humano de la tragedia. El hecho de que la actividad de Karras como psicólogo en un seminario le haga dudar de Dios, invita a sí mismo a la reflexión. Con todas estas alusiones, el señor Friedkin introduce variantes en el tema fundamental, descrito al principio del horror que acecha oculto en lo cotidiano y aparentemente familiar. Por eso Karras no vence en la lucha contra el demonio a través de su víctima, sino más bien en la lucha consigo mismo.

    Hay escenas memorables como la vuelta de cabeza de 360º de Regan o cuando ésta sube hacia el techo desde su cama, como si de un ángel se tratara (y es todo lo contrario). Los actores, tanto Linda Blair, como Ellen Burstyn, como Jason Miller o como Max Von Sydow, están fenomenal, los tres primeros fueron nominados al Óscar. Al final, sólo se llevó dos, al mejor sonido y al mejor guión. Esta película, que ha sido burdamente imitada hasta la saciedad por otras, causó estragos en la época en la que se estrenó; ya que era una etapa de agitación estudiantil, de uso experimental de drogas y de cuestionamiento general de la autoridad. “El exorcista” permitió también a los espectadores, regodearse en la rebeldía de la Regan-demonio, y en los terribles castigos infligidos a la pobre Regan, un personaje tan fascinante y tan lleno de repugnantes sorpresas.

    Entre la buena actuación de los intérpretes, la fotografía, el montaje, el sonido, el maquillaje y sobre todo, la originalidad del argumento, dio lugar a la obra maestra de William Friedkin, quien venía de dirigir el thriller policíaco “French Connection” (1971).

    Si alguien no ha visto aún esta película, haga el favor de verla, es impresionante. Han pasado más de treinta y cinco años y aún sigue impactando muchísimo, sobre todo a los más jóvenes que “se estrenan viendo su primera peli de auténtico terror con ésta”. Eso sí, no apta para niños/as. Otras generaciones han tenido la suerte de volverla a ver en la gran pantalla, cuando en el año 2000 se reestrenó “El exorcista-el montaje del director”. Y recuerden, que como decía el Padre Merrin al final del film, “el demonio es un mentiroso, así que sobre todo, no le haga caso, no le escuche, pues tratará de perturbar su mente de todas las maneras posibles”.

            



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