jueves, 23 de septiembre de 2010

13.-EL PADRINO (THE GODFATHER)

DIRIGIDA POR: Francis Ford Coppola
INTÉRPRETES: Marlon Brando, Al Pacino, James Caan, Robert Duvall, John Cazale, Diane Keaton, Talia Shire, Richard S. Castellano, Al Martino, Richard Conte
AÑO: 1972/DURACIÓN: 175’/GÉNERO: Cine de gángsteres, drama

                           


    -“Le haré una oferta que no podrá rechazar…”

    Damas y caballeros: agárrense fuerte, porque están posiblemente ante la mejor película sobre la mafia, de toda la historia del cine. Trata de una historia épica contada desde el corazón mismo del crimen organizado. Eso sí, las temibles palabras, no se pronuncian nunca. En este film nadie habla de mafia o de la Cosa Nostra. Aquí el concepto, se define con otro término: La Familia. Ya lo decía Mario Puzo, su autor: “-En realidad no es una novela sobre el crimen, sino sobre una familia”. En un principio, Coppola* no quiso asumir la dirección de la película porque no le había prestado suficiente atención al libro de Puzo, pero terminó reconsiderando su decisión por diversas razones, entre otras, por haber descubierto el aspecto familiar de la historia, que lo fascinó.
*Fue a punto de ser despedido tras un mes de rodaje porque era un director desconocido y se había empeñado en darle el papel de Michael Corleone a un Al Pacino también prácticamente desconocido. En resumidas cuentas, que a la productora no le convencía nada, pero terminaron dándole el visto bueno y acertaron en su decisión.

    La película comienza con un acontecimiento familiar, la boda de Connie Corleone (Talia Shire) y Carlo Rizzi, que es festejada por todo lo alto. En el jardín de los Corleone toca una orquesta y la multitud de invitados se agolpa en la pista de baile, con la llegada del famoso cantante Johnny Fontane (Al Martino), que es el ahijado de Don Vito Corleone (magistral Marlon Brando). Lo típico: los niños corretean y alguien levanta su copa una y otra vez para brindar por la felicidad de la novia. Mientras tanto, los agentes del F.B.I., apuntan las matrículas de los coches.

    El padre de la novia, Don Vito Corleone, es uno de los cinco capos de la comunidad italiana de Nueva York; y según la tradición, no puede rechazar ninguna petición el día de la boda de su hija. Rodeado de sus hijos y hombres de confianza, se acomoda en su despacho con las persianas bajadas. Su pose aristocrática iluminada por una luz ámbar es la imagen de la dignidad y el poder. Con actitud paternalista, concede audiencia a los que acuden a él en busca de favores: escucha sus peticiones y acepta sus buenos deseos y sus manifestaciones de respeto. Esta es sin duda, una de las mejores escenas de la película. Maravillosamente dirigida e iluminada, Brando está impresionante en su primera aparición del largometraje.

    Todo sigue su curso con normalidad, hasta que una de las cinco familias intenta asesinar a Vito Corleone (“el padrino”) por haberse negado a contribuir en el tráfico de droga con Virgil Sollozo y sus hombres. Aquí hay un giro de 180º y de pronto el que menos imaginamos que va a vengar los cinco tiros disparados a su padre en la famosísima escena de las naranjas, es su hijo Michael Corleone (Al Pacino), que hasta entonces se había mantenido al margen de los asuntos de la Familia. Éste deberá de refugiarse durante un año en la soleada Sicilia, porque ha cometido dos asesinatos. Michael aspiraba a llevar una vida respetable y por ello se había distanciado de sus parientes. Pero dadas las circunstancias, acabará convirtiéndose en el instigador de un auténtico baño de sangre. En la Tierra de sus antepasados, Michael experimenta un proceso de endurecimiento. Se enamora y, fiel a su tradición, pide la mano de la chica al padre de ésta. A pesar de todo, el largo brazo de sus enemigos llega hasta Italia y su joven esposa, Apollonia, muere en un atentado con coche bomba dirigido a él. Mientras en Nueva York, se sigue librando una guerra subterránea, cuya siguiente víctima será el temperamental Sonny (James Caan), hermano mayor de Michael. Sonny, no hace caso a su hermanastro Tom Hagen (Robert Duvall) y le tienden una emboscada, donde le acribillan a balazos por culpa de su cuñado Carlo, que maltrata por segunda vez a su hermana deliberadamente, para que así Santino vaya a por él de nuevo. Está claro que el cuñado está en el bando contrario, pero aún no se sabe de cual, si de Tataglia o Don Emilio Barzini (Richard Conte). De todos modos, Michael, que regresa a casa, es puesto al corriente de todo, y de momento renuncia a la venganza. Una vez asentado de nuevo en su hogar, se casa con Kay Adams (Diane Keaton), su antigua novia, que ha estado trabajando como maestra durante su ausencia. Poco después, el Don muere mientras juega con su nieto en el jardín, y el pequeño de los Corleone, Michael, porque aún queda Fredo (John Cazale), en cuyos ojos se refleja la frialdad de su carácter, sabe que las viejas rencillas siguen abiertas y planea el golpe definitivo. Mientras está en la iglesia ejerciendo de padrino en el bautizo de su sobrino recién nacido (que en realidad es Sofia Coppola, la hija del director que más tarde aparecería en la tercera entrega de la saga, haciendo de la hija de Michael), los enemigos de la familia, son ejecutados, incluido el marido de Connie, Carlo, que como ya he dicho antes, había tendido una trampa mortal a Sonny. Aquí es cuando Michael pilla por sorpresa al traidor, y le dice:-“Vas a pagar por Santino…y ahora dime, ¿quién te compró? ¿Tataglia o Barzini?” A lo que Rizzi confiesa que fue éste último. Connie, queda viuda y reacciona con furia, Kay hace preguntas comprometidas y Michael, con sangre fría, niega su responsabilidad de los hechos. Su mujer ve como los hombres reunidos en su despacho la excluyen. Y antes de que la puerta se cierre, llega a ver a Michael aceptar elegantemente los respetos de sus hombres de confianza y subordinados, que le saludan como nuevo Don. Él será el siguiente “padrino”.

    Grandísima película, en la que al espectador le será imposible olvidar las brutales escenas violentas como la cabeza cercenada del caballo en la cama del productor de cine, por haberse negado a contratar a Johnny Fontane como actor en su película (acabará cediendo por la cuenta que le trae); la cantidad de balazos que recibe Sonny, o el asesinato de Luca Brasi, el matón por excelencia del Don. Luego también está la tremenda paliza que recibe Carlo por parte de Sonny, quien le rompió varias costillas sin querer durante el rodaje. Por lo visto James Caan, era un cachondo, digamos que era el que aliviaba tensiones en un rodaje tan comprometido, el que ponía el toque humorístico. Al final, todo salió como la seda, incluso la secuencia del asesinato a Santino, sólo hubo que rodarla una sola vez, el tema de los treinta y pico petardos que tenían que estallarle, salió bien a la primera.

    Tanto el autor como el director, estuvieron de acuerdo en darle el papel de Don Vito Corleone a Marlon Brando, pero el estudio esta vez no estaba dispuesto a soportar las excentricidades del actor, pues ya estaban cansados de él. La Paramount prefería contar con Lawrence Olivier o George C. Scott para el papel. Así que Coppola entonces una prueba que llegó a rodar con Brando, maquillado como más tarde aparecería en el largometraje, y los directores del estudio, que al principio ni le reconocían, se quedaron calladitos y aceptaron en seguida. El equipo trabajó en un total de… ¡120 localizaciones!, que incluían diversos exteriores de Nueva York y Sicilia.

    Excuso decir que la película, fue la más vista del año. Ganadora de tres Óscar, a la mejor película, mejor guión adaptado y mejor actor (Marlon Brando) que no fue a recoger la estatuilla y en lugar de eso, mandó a una india a que lo hiciera, en señal de protesta por el trato que recibían los indios en los rodajes, este largometraje, se ha convertido en una película de culto, que si por casualidad queda alguien por verla, debe de hacerlo inmediatamente; ha envejecido tan bien, que es como el buen vino, con el paso de los años, mejora.



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