domingo, 26 de septiembre de 2010

100.-APOCALYPTO

DIRIGIDA POR: Mel Gibson
INTÉRPRETES: Ramírez Amilcar, Carlos Emilio Baez, Israel Contreras, Dalia Hernández
AÑO: 2006/DURACIÓN: 132’/GÉNERO: Epopeya Histórica

                         

    “-jfgjv nngu tuyum mmg fhgjurffncsm qpejuoj mnbvmp  c`fkmmv ba bfbj” (“-Cuando le coja, le arrancaré la piel a tiras y le haré ver como me visto con ella”) –Zero Wolf

    Como en “Braveheart” (1995) y “La pasión de Cristo” (2004), “Apocalypto” atrae a su público con una combinación de melodrama consumado y violencia desaforada.

    La historia gira alrededor de un joven maya que lleva una vida feliz con su mujer embarazada, su hijo y la tribu. El principio del film, presenta una sociedad unida con la naturaleza y respetuosa de sus fronteras. Este mundo se viene abajo cuando otra tribu rival (una banda de mercenarios) llega y ataca el pueblo, mata a muchos habitantes y captura a los supervivientes para ser sacrificados al dios sol en la cúspide de una pirámide. El protagonista de la cinta, Garra de Jaguar, escapa y es perseguido cuando intenta regresar a la aldea para salvar a su mujer y a su hijo, a quienes había escondido en un pozo antes de huir. El personaje principal, se pasa media película corriendo sin parar, está en buena forma física, corre más que Forrest Gump y no le pilla ni una pantera. La película de Gibson es más una carrera melodramática contar el tiempo que un estudio antropológico de una civilización pretérita. De hecho, los aspectos melodramáticos de la película se ven potenciados por ciertas escenas, como la de la esposa atrapada en un agujero que poco a poco se va llenando de agua de lluvia.

    Sin embargo, Mel dirige el espectáculo con pulso firme. Arriesga mucho, pero sale airoso, sobre todo por la famosa decisión de rodar en lengua maya, un gran acierto. La selva, gracias a la hermosa fotografía, se presenta como un paraíso creíble y exuberante, y sus habitantes son muy simpáticos. Son particularmente impresionantes las imágenes de la sociedad maya que rodea la pirámide, al borde de la desintegración, su creciente histeria experimentada a cada paso de los cautivos, cuando caminan entre las masas de cuerpos pintados y convulsos hacia una muerte segura en lo alto de la pirámide. Estos momentos demuestran que Gibson es un director de cierto talento, capaz de crear imágenes que se hallan a la altura de las grandes epopeyas de Hollywood de los años sesenta, como “Espartaco” (1960), de Stanley Kubrick.

    A mi juicio, junto con “Babel”, fue la mejor película del año, superior a “Infiltrados” de Scorsese, que tiene un repartazo, un gran montaje, un buen guión y una maravillosa dirección, pero está ya muy visto ese tema, y creo que con “Malas calles” (1973), “Uno de los nuestros” (1990) y “Casino” (1995), es más que suficiente. Un director tampoco debe abusar mucho de un género, no sólo por el hecho de que “todo en exceso es malo”, sino porque el realizador acaba encasillándose, igual que muchísimos actores que sólo saben actuar en un tipo de películas y de ahí ya no les saca nadie, sencillamente porque el espectador no se lo imagina de otra manera, no resulta verosímil. Y tanto un buen actor, como un buen director, deben empezar por atraer y convencer al espectador de que realmente vale. Mel Gibson sin ir más lejos, puede que haya estado encasillado mucho tiempo en el cine de acción, pero como director, creo que ha elegido un camino que se le da mejor que la actuación. Mel siempre cae simpático, y nos reímos mucho con él en la gran pantalla, pero aún así, la balanza hace sobrepeso en la labor de la dirección. Y si ha triunfado en este terreno, pienso que uno de los principales motivos, es porque ha hecho grandes películas de las que dan mucho que hablar, y lo mejor de todo es que para ello (a parte de trabajar e invertir mucho tiempo), ha explorado campos muy diferentes. De las cuatro películas que ha hecho, ninguna pasa desapercibida, y ya me dirán ustedes ¿qué tienen que ver “El hombre sin rostro” (1993), “Braveheart” (1995), “La pasión de Cristo” (2004) y “Apocalypto” que nada tiene que ver con “eucalipto” (como dicen muchos)? Quizás que cada una de ellas lleva una fuerte carga melodramática sí, pero es que la vida vista desde el punto de vista de Mel (y de cualquiera) en estas películas ha de ser dramática, eso sí, siempre con un objetivo, una finalidad, y eso es lo que engancha tanto al público.

    Esta es una apasionante y mítica historia de acción y aventuras, situada en la turbulenta época que marcó el final de la gran civilización Maya. La ambientación, los decorados, el maquillaje…no deja indiferente a nadie. Imprescindible verla. Brutalmente buena.

    Por cierto, todos nos identificamos y simpatizamos con Garra de Jaguar, el protagonista de la película, apodado como “Ulah” (“Casi”) por uno de los forajidos, el más perverso de todos, pero el patriarca, el jefe de la tribu de los “malotes”, el que más miedo da, el más veterano, el más fuerte y corpulento, es Zero Wolf, que muere en un descuido, en una trampa para cazar jabalíes.

               

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