domingo, 26 de septiembre de 2010

96.-CIUDAD DE DIOS (CIDADE DE DEUS)

DIRIGIDA POR: Fernando Meirelles
INTÉRPRETES: Leandro Firmino da Hora, Alexandre Rodrigues, Phellipe Haagensen, Matheus Nachtergaele, Seu Jorge, Douglas Silva
AÑO: 2002/DURACIÓN: 130’/GÉNERO: Drama

                         

    Zé Pequeño-“Eres demasiado bueno Bené, cría cuervos y te sacarán los ojos”

    Finales de los años 60: Buscapé (Alexandre Rodrigues) tiene 11 años y es sólo un niño más en “Ciudad de Dios”, un suburbio (o favela como lo llaman en Brasil) de Río de Janeiro. Tímido y delicado, observa a los niños duros de su barrio, sus robos, sus enfrentamientos diarios con la policía…etc…Pero él ya tiene bien claro lo que quiere ser si consigue sobrevivir: fotógrafo. Dadihno (Douglas Silva), es un chico de su edad que junto con su mejor amigo, Bené (de su misma edad también), se van con los mayores, es decir con los delincuentes locales para los que ya hacen “trabajitos”. Bené es el hermano pequeño de Cabeleira, el líder de su pandilla formada por él y dos más, uno de ellos el hermano mayor de nuestro protagonista y narrador de la historia, Buscapé. El otro, una noche, después del atraco a un burdel, mientras se esconden en los árboles de la policía, reflexiona y como “no está hecho para estos rollos”, se meterá de monaguillo en la Iglesia. Aquella noche será mortal para Dadihno, porque será él mismo el que asesine a sangre fría a todos los habitantes del burdel, después de haber sido saqueados y maniatados por los tres chicos delincuentes. Esa noche cometerá sus primeros asesinatos, y luego vendrán más, muchos más….Y lo peor de todo es que el trío adolescente, ignora todo lo que ha hecho Dadihno, así que serán ellos los que paguen el pato y con la policía entrando y saliendo de la favela, deberán refugiarse de ellos o marcharse de allí, pero como se veía venir, acabarán mal.

    Los años 70: Buscapé sigue estudiando, trabaja de vez en cuando, y camina por la estrecha frontera que separa el crimen de la vida “honesta”. Dadihno ya tiene una pequeña pandilla y grandes ambiciones. Cuando descubre junto con su inseparable amigo Bené (Phellipe Haagensen) que el tráfico de cocaína es muchísimo más rentable que el robo se pone a reorganizar su negocio, que a base de sangre, pronto florece. Mientras que Buscapé ha conseguido una cámara y va acercándose a hacer realidad su sueño poco a poco, Dadihno ya ha cumplido el suyo: al cumplir los 18, es conocido como Ze Pequeño (Leandro Firmino da Hora), el narcotraficante más temido y respetado de Río de Janeiro.”-Ni Dadihno ni leches! ¡Ahora me llamo Ze Pequeño! ¿Te enteras? ¡Y este local ya no es tuyo, ahora es mío!” Pero su brazo derecho, Bené, es el que siempre le calma, porque no es como él. Bené es igual que su difunto hermano Cabeleira, de mentalidad hippy y poco violento; se lleva estupendamente con todo el mundo, incluso con el líder de la pandilla rival de Ze Pequeño, Sandro Cenoura (Matheus Nachtergaele), porque gracias a él, no se matan entre sí, ambas bandas van por su cuenta y se acabó, cosa que no le hace gracia a Ze Pequeño. Mientras él y sus secuaces siguen delinquiendo a más no poder, Bené se enamora de la chica que le gusta a Buscapé y ella convence al delincuente hippy para que ambos se vayan fuera a una casa de campo a cultivar maría (lo mismo que pensaba hacer Cabeleira…) y a escuchar música de Raúl Seixas. Está claro que Bené es demasiado bueno para ser un delincuente. Lo malo, es que él tampoco se salvará.

    Principios de los 80: La palabra de Zé Pequeño es ley en Ciudad de Dios, y está protegido por un ejército de niños entre 9 y 14 años, nadie le disputa el poder. Pero ahora él está sólo (sin Bené) y no confía en nadie. Hasta que un día Mané Galihna (Seu Jorge), un cobrador de autobús es testigo de cómo violan a su novia Zé y sus chicos y de cómo matan a su hermano y tirotean su casa. Decide vengarse y unirse a la banda de Cenoura, para así reclutar un montón de jóvenes más para la guerra entre bandas. Ahora ciudad de Dios es un territorio más peligroso que nunca; Cenoura y Zé Pequeño son cogidos por la policía, al primero se lo llevan a comisaría y el segundo les soborna dándoles todo su dinero. Ahora que está más sólo que la una y sin ningún tipo de poder, caerá en manos de otra pandilla de niños, “los raterillos”, que también buscan venganza. Buscapé es testigo de todo y hace la fotografía más importante de todas, con la que ganará un dineral y se hará famoso, la muerte de Zé Pequeño. Ahora Buscapé ha conseguido su sueño: fotógrafo.

    El reparto está formado por intérpretes no profesionales, excepto Leandro Firmino da Hora, que interpreta magistralmente a Zé Pequeño y alguna que otra excepción más. Pero básicamente, son chavalines de los suburbios, donde trabajaron intensamente en un taller durante ocho meses. Está rodada en las auténticas favelas de la capital, donde para rodar allí, tuvieron que echarle agallas y pedir permiso a los narcotraficantes. La mayoría fueron comprensivos y les dejaron; claro que cada día desaparecía algo en el equipo de rodaje…

    “Ciudad de Dios”, está basada en hechos reales, cuenta la historia del crecimiento del crimen organizado en los suburbios de la ciudad de Río de Janeiro, desde finales de los años sesenta hasta el comienzo de los ochenta, cuando el tráfico de drogas y la violencia impusieron su ley entre la miseria de las favelas.

    Esta película es excelentemente innovadora, rodada con una frescura absorbente que recuerda un poco a la manera de rodar de Tarantino, se nota que Meirelles le admira. El ritmo y el desarrollo de la historia es impresionante. Con un soberbio montaje, la utilización de la sempiterna buena música brasileña es la adecuada en cada escena. El director tiene también la capacidad de mostrarnos la belleza en medio de lo terrible. Sería conveniente verla en V. O. S. para disfrutarla plenamente. Nominada a cuatro Óscar por el mejor director, “  guión adaptado, “ fotografía y “ montaje, al final no se llevó ninguno, pero eso no quita para que sea una obra maestra del cine brasileño, muy fuerte y dura como la vida misma, pero imprescindible y necesaria de ver.

    Mi tramo favorito es el principio de la película, a finales de los sesenta, con Cabeleira al frente de la banda. Y luego cada vez que pasan los minutos de metraje, el film va entrando en una espiral de violencia* que no puede terminar bien para nadie, excepto para Buscapé que está al margen de todo.
*Sobre todo a partir de la muerte de Bené, que hasta Cenoura dice que es “el tío más cojonudo de la favela”. Bené es un tipo que siempre está haciendo de pacificador, que siempre está de buen rollo con todos, es algo así como Henry Hill (Ray Liotta) en “Uno de los nuestros” (1990), que aunque esté “metido en el ajo”, no es como Zé Pequeño y los demás, tiene otra filosofía de vida y otra manera de pensar y de hacer las cosas, y él no las resuelve por medio de la violencia.

    Este es un film muy violento y duro de ver a nivel psicológico y visual. Niños con ametralladoras y pistolas, éstos son los más peligrosos precisamente, porque todavía no tienen conciencia de lo que hacen, aunque Zé Pequeño intento hacérselo saber cuando le dice a uno de los niños, que elija donde quiere que le dispare, en la mano o en el pie. El niño dice entre sollozos que en la mano, pues él le dispara en el pie. Y para rematar la faena, obliga a uno de sus compinches (que no es más que otro niño), que elija a uno de los dos niños para matarle y así ya podrá ser miembro de la banda, o sea una prueba, para saber de que pasta está hecho. Ésta es la escena más dura de todas. Esto no es Bambi.











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