sábado, 25 de septiembre de 2010

79.-PULP FICTION

DIRIGIDA POR: Quentin Tarantino
INTÉRPRETES: John Travolta, Samuel Lee Jackson, Bruce Willis, Uma Thurman, Tim Roth, Harvey Keitel, María de Medeiros, Rossanna Arquette, Christopher Walken, Eric Stolz, Ving Rhames, Amanda Plummer
AÑO: 1994/DURACIÓN: 154’/GÉNERO: Comedia negra, cine de gángsteres

                      

    “-¡De todas las jodidas cosas que podría olvidar se olvida el reloj de mi padre! ¡Coño! Y mira que se lo expliqué: búscalo en la mesilla, en el cangurito, le dije textualmente: ¡No te olvides del reloj de mi padre!”

    Inteligente y enormemente entretenida es este peliculón que ya se ha convertido en un clásico de Tarantino. Es su segunda película. Antes está “Reservoir Dogs”, que al estar rodada con “cuatro duros” no deja de ser una gran película también.

    La narración de Quentin, es del género duro burlesco, y extrae su morbo de la confusión desmadrada, las drogas, los monólogos machistas, las evocaciones de penetración anal, los insultos raciales….Tiene un estilo tan original, que nunca antes se había visto en la gran pantalla. Su valiente película burbujea de principio a fin con astutos flash-backs. Utiliza recursos efectistas de vez en cuando, como en el desagradable episodio del sótano de la tienda, en el que Marcellus Wallace (Ving Rhames) le sodomizan, vamos que “le ponen una varita”. Es curioso, porque éste es el jefe de la organización mafiosa, pero en fondo todo el mundo se ríe de él a sus espaldas, nadie le respeta, ni Butch (Bruce Willis), robándole el dinero, ni Vincent Vega (John Travolta), que accidentalmente casi mata a su mujer Mia (Uma Thurman).

    Señoras y señores: bienvenidos a un mundo de mentiras en el que lo más pintoresco son sus habitantes. Hay “gorilas” con pinta de matarifes y corazón de oro (Samuel L. Jackson), pegados a un misterioso maletín negro. Ladrones de tres al cuarto que optan por atracar una cafetería en vez de una gasolinera o licorería como está acostumbrados (Tim Roth y Amanda Plummer). Gángsters con muy mala sangre (Ving Rhames) (-“No, no estoy bien, estoy a mil jodidas millas de estar bien…Te diré lo que va a pasar: llamaré a un par de negros empapados en crack, quiero que disequen a este colega empleando un soplete y un par de alicates. ¡Has apuntado lo que he dicho maldito capullo! ¡Aún no he acabado contigo, ni lo sueñes!  ¡Practicaremos el medievo con tu culo!”) y esposas mortalmente aburridas en busca de emociones fuertes (Uma Thurman). Boxeadores abovedados con instinto para el tongo (Bruce Willis). Por haber hay hasta un limpiador de marca apodado como “el lobo” en el que coágulo que toca, coágulo que quita (Harvey Keitel). Bienvenidos al Universo del Pulp Fiction en el que Mr. Quentin Tarantino es amo y señor. Un mundo con un pie en aquellos cómics no muy prestigiados de los cincuenta en los que se contaban este tipo de historias, todas ellas bastante obvias pero una vez pasadas por “la batidora” del más peculiar de los últimos directores “Made in U.S.A.” parecen y de hecho son otra cosa. Será porque se hace preguntas del estilo de: ¿y qué hacen dos matones cuando no están reventando a tiros al moroso de turno?, o ¿qué pasa si tu jefe te obliga a pasear a su mujer en lugar de al perro como tiene por costumbre? Quinientos días de rodaje, ochenta decorados diferentes todos ellos en la periferia de Los Ángeles o en plató, un puñado de estrellas absolutamente por la labor y unos diálogos y situaciones muy ácidas y sorprendentes. La crítica no supo reaccionar bien la primera vez que la vieron. Pero todo esto junto, dio su resultado: millones de dólares en taquilla, en las tiendas de discos, una Palma de oro en el Festival de Cannes, un puñado de candidaturas al Óscar, por el cual se lo llevó al mejor guión original, y lo más importante de todo, es una película sin la que es imposible entender la evolución de los primeros cien años de cine. Pulp Fiction es absolutamente imprescindible en todos los sentidos, y no permite ni un microsegundo para el aburrimiento. La culpa de todo tiene nombre y apellido: Quentin Tarantino.

    Nada sería lo mismo sin el tipo más perverso, vicioso, sangriento, lunático y violento que ha dado Hollywood. Le pusieron de nombre Quentin porque a su madre le dio el pálpito de que sería famoso y con el apellido pegaba estupendamente. Aunque en otros lugares se le conoce como Tarantino, no se sabe si por su afición a la pólvora o a otro tipo de “polvos” que suele solicitar a la organización de los Festivales a los que acude. Fue niño hiperactivo, tele-adicto, cómico-obseso y feo como el peor pecado. Las malas lenguas dicen que su talento le viene por su facilidad para copiar lo que otros hicieron sin ningún tipo de disimulos. Pero él se lo toma a guasa, no “entra al trapo”. Lo cierto es que con su primera película fue capaz de poner patas arriba un negocio que está ya para pocas sorpresas. Y de aquí a la celebridad, un paso. Antes de la gran obra, escribió un par de guiones; uno es el de “Amor a quemarropa” (1993) de Tony Scott, o lo que es lo mismo “un hombre y una mujer contra todo el que se cruce por su camino”, contiene la única escena de sexo salida de sus dedos (la de la cabina telefónica). Al parecer, su madre, cuando no sabía qué hacer con él, lo mandaba al cine porno de la esquina a que se serenase. “Asesinos natos” (1994) de Oliver Stone, tampoco era “marca de la casa” sino todo lo contrario. Como según Quentin, se la destrozaron, le dio un puñetazo al productor en un restaurante y el asunto acabó en los tribunales. Ya se sabe que la violencia bien entendida, empieza por uno mismo. Para cuando estrenó Pulp Fiction, ya era todo un filón. La historia de unos gángsters de medio pelo con la mano muy suelta. Después se ha demostrado que en otra línea todo lo que toca se convierte en oro como si de Kubrick se tratara. Recopilaciones musicales con sus grandes éxitos, biografías más o menos autorizadas y apariciones estelares en sus películas a más no poder, le han mantenido en el candelero de la fama sin problemas.

    En cuanto a los actores principales, cuando Tarantino se empeñó en que aquella vieja estrella llamada John Travolta interpretase al gángster de medio pelo heroinómano llamado Vincent Vega, medio Hollywood se echó las manos a la cabeza. La carrera meteórica de aquel chaval de buena planta que había debutado con “Carrie” (1976) de Brian De Palma y que después puso de moda el bamboleo de cadera con “Fiebre del sábado noche” (1977) y el uso de la brillantina con “Grease” (1978), rechazó el papel protagonista de “American gigoló” (1979), supongo que porque no quería que le encasillasen y el del cadete Zack Mayo en “Oficial y caballero” (1982). Richard Gere fue su sustituto por así decirlo. Los ochenta no fueron una gran década para John, quien a la desesperada, aceptaba papeles ridículos como el de “Mira quien habla”(1989).Eso sí, seguía con su famosa pasión por volar y su jet privado. Estaba apartado de cualquier proyecto interesante. Pulp Fiction le permitió demostrar que además de un icono, era un actor aceptable. Así que si de vez en cuando se le cruza por la mente la famosa frase de “Quentin te necesito”, estaría plenamente justificada. Bruce Willis, no resucitó entre los muertos después de ésta. Convertido en estrella desde que compartió “Luz de luna” con Cybill Sheperd, borracheras con Kim Basinger en “Cita a ciegas” (1987) de Blake Edwards y lamparones con la camiseta más famosa de toda la historia cinéfila (después de la de Brando en el Tranvía), “Jungla de cristal” (1988) de John McTiernan, Willis apostó todo por el cine de acción más convencional. Cuando se dio cuenta de que a pesar de tenerlo todo (hasta a Demi Moore), algo le faltaba. Él sabía en lo profundo de su interior, que era actor, pero bajo la montaña de dólares en la que estaba enterrado, nadie se dio cuenta. Hasta que Tarantino lo rescató. Está espléndido en Pulp Fiction, y eso que es el que se lleva la peor parte. Sin el entrenamiento de ésta, nunca hubiera bordado su papel en “El sexto sentido” (1999), lo saben hasta en “el otro mundo”, nunca mejor dicho. También gracias al Sr. Tarantino, a Uma Thurman le dio “el empujón” que necesitaba: una carrera llena de altibajos en la que después de esta película, una noche de juerga, un tiro atravesado y un baile para la historia, tuvieron la culpa de su gran ascensión. Se podría decir que después de las dos partes de “Kill Bill”, la Thurman es la actriz fetiche de Quentin. Y respecto a Samuel L. Jackson, tiene el don de estar siempre en el mejor sitio y en el mejor momento. Lo mismo ocurre con Harvey Keitel quien fue descubierto por Martin Scorsese. Para las jóvenes generaciones, él es y será “el limpiador” porque deja todo como los chorros del oro.”-Yo pienso deprisa, hablo deprisa y necesito que actúen deprisa si quieren salir de ésta. Y ahora pórtense bien, les daré un caramelito cuando limpien el coche.” Venía de “ponerse morado” con “Teniente corrupto” (1992) y posteriormente con “El piano” (1993). Luego coincidirá de nuevo con Tarantino como actor en “Abierto hasta el amanecer” (1996). Tim Roth, ha sido “chico Tarantino” desde el principio, como Harvey Keitel. Está claro que lo mejor es quitarse de en medio cuando pasan. Pero si éstos fueron a los que mejor les vino la “tarantinitis”, a otros les pasó por sus vidas sin dejar ni frío ni calor, como es el caso de María de Medeiros, quien no consiguió abrirse camino en el mercado americano. Para Eric Stolz y Rossanna Arquette, bien instalados en el cine “Made in U.S.A.”, Pulp Fiction pasó sin dejar huella. Y en cuanto a Christopher Walken, ¿qué se puede decir de este grandísimo actor que no sepan ya? Con decirles que la única escena que sale en la película, contando la historia del reloj de oro (mi capítulo favorito), fue capaza de grabarla en un día, pues no tenía más tiempo en su apretada agenda, es más que suficiente.

    Intérpretes de primera, un original y maravilloso guión, una historia sorprendente con buenísimos planos-secuencia desde un punto de vista más original aún, un sentido del humor a prueba de bomba, o sea lo que se conoce como cachondeo puro y duro, y una banda sonora de muchos kilates. Abróchense los cinturones porque la fiesta no ha hecho más que empezar. Y a ver si sabe como lo llaman al cuarto de libra con queso en Francia y por qué le llaman así….

    ¿Leen la biblia? Pues les memorizaré un pasaje de Ezequiel, a ver si les suena de algo…”El camino del hombre recto, está por todos lados rodeado de la injusticia de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor, que en nombre de la caridad y la buena voluntad, saque a los débiles del valle de la oscuridad. Y os aseguro que vendré a castigaros con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos. ¡Y tú sabrás que mi nombre es Yahveh cuando caiga mi venganza sobre ti!”










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