sábado, 25 de septiembre de 2010

52.-ARMAS DE MUJER (WORKING GIRL)

DIRIGIDA POR: Mike Nichols
INTÉRPRETES: Melanie Griffith, Harrison Ford, Sigourney Weaver, Alec Baldwin, Joan Cusack, Oliver Platt, Kevin Spacey
AÑO: 1988/DURACIÓN: 113’/GÉNERO: Sátira social, comedia

                                  

    Tras haber encarnado a personajes ligeros de ropa y extremadamente sexy como “Doble cuerpo” (1984) de Brian De Palma y “Algo salvaje” (1987) de Jonathan Demme aquí Melanie Griffith, resucita como actriz y demuestra que sabe ganarse el sueldo, tanto dentro de esta historia, como fuera, en la vida real.

    Tess McGill (Melanie Griffith), es rubia, pero no tiene ni un pelo de tonta, ya que bajo esos rizos se oculta un cerebro brillante, y a pesar de que se gana la vida como secretaria, desarrolla su inteligencia asistiendo a clases nocturnas, con la esperanza de llegar un día a la altura de sus jefes. Ella es ambiciosa, y no acepta un no por respuesta. Sueña con el día en que todo el mundo sabrá lo mucho que vale.

    Un día, Tess va a parar a un puesto prometedor, en el que tiene hasta una jefa que representa todo lo que ella desea de una modelo de conducta. Al igual que su nueva recepcionista, Katharine Parker (Sigourney Weaver) tiene la misma edad que Tess, treinta y pocos años, pero también tiene todo lo que le falta a Tess. La elegante y sofisticada Katherine se licenció en una de las mejores universidades del país, lleva un peinado distinguido y es una oradora elocuente. En su trabajo, está abierta a las ideas de los empleados y es una mujer con auténtico impulso que fomenta el espíritu del trabajo en equipo y la cooperación. Pero no deja de ser una empresaria capitalista degolladora a la que le gusta tener siempre el control, sobre todo de los hombres. “-Me encantaría ayudarte, pero un mariscal de campo no pude entretenerse repartiendo Gatorade”, le explica Katherine a Tess, fingiendo ser comprensiva, cuando deja a su secretaria sirviendo entremeses en su fiesta de bienvenida.

    Poco después, Katherine se rompe una pierna en un accidente de esquí, lo cual sirve para abrirle los ojos a Tess, que descubre casualmente que su jefa le ha robado una propuesta de proyecto y la ha vendido como si fuera suya. Y cuando pilla a su novio Mick Dugan 8Alec Baldwin) en la cama con otra mujer el mismo día, Tess decide enseñarle al mundo lo que vale de una vez por todas.

    Como, de todos modos, tenía que guardarle el apartamento a Katherine mientras ésta estaba de viaje, tiene acceso fácil a todo lo que necesita para transformarse. Con la ayuda de las casettes de dictado de su jefa, aprende a hablar de una forma más distinguida y refinada. Luciendo los “modelitos” de Katherine y un nuevo peinado, “serio” y elegante, Tess finge ser una agente de Bolsa. La nueva Tess, hasta que conquista el corazón del libidinoso ejecutivo de un banco de negocios, Jack Trainer (Harrison Ford), con quien acaba en la cama (accidentalmente), el mismo día en que se conocen. No es exactamente la mejor base de una relación profesional. Pero Jack no es como los demás, es un corredor de Bolsa natural y sin prejuicios, que ha sufrido bastantes altibajos, y sabe que la vida es algo más que el trabajo. Él no solo tiene contactos, sino que está dispuesto a sacrificarse para cultivar el instinto financiero de Tess; ella se mete tanto en el rol de ejecutiva que ni siquiera Jack sospecha que una mujer de humildes comienzos se oculte tras el traje de ejecutiva. Gracias a Trainer, Tess lleva a buen término su sensacional idea de negocio financiero.

    Esta genial sátira social, con toques de comedia, ha envejecido bien con el tiempo, ya no solo por la famosa canción de “Let the river run” (que se llevó un Oscar, el único, a la mejor canción), sino por el sólido guión de Kevin Wade, la magnífica dirección de Mike Nichols, como no, y la actuación con que nos deleitan las chicas, tanto Melanie Griffith como Sigourney Weaver. Tampoco le quitan mérito a la interpretación de Joan Cusack, que está muy bien en el papel de Cyn, la amiga íntima de Tess, que es la única que sabe su secreto y la comprende perfectamente. Tanto el trío femenino, como el director, fueron nominados a la estatuilla pero no lo lograron. Lo cual no quita para que sus respectivas actuaciones, sean dignas de un gran aplauso, incluyendo a Harrison Ford, que pone el punto humorístico del film. Secundarios como Oliver Platt, Alec Baldwin y Kevin Spacey, empezaban a hacerse un hueco en Hollywood con interpretaciones como éstas.

    “Armas de mujer”, es sobre todo muy ochenteno, ya no sólo por los peinados y el vestuario que lucen los personajes, sino por las costumbres que se solían hacer antes, como la de ir a trabajar con zapatillas y calcetines de deporte y luego una vez allí (ya con el vestido puesto), ponerse los zapatos con tacones. Supongo que todo era una simple cuestión de comodidad. Es evidente que Melanie Griffith es el alma de la película, todos los espectadores nos volcamos con ella desde el principio, porque hace alusión al lema de que en la vida hay que luchar por lo que se quiere y se desea, y…”quien algo quiere, algo le cuesta”.

               

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