jueves, 23 de septiembre de 2010

8.-COWBOY DE MEDIANOCHE (MIDNIGHT COWBOY)

DIRIGIDA POR: John Schlesinger
INTÉRPRETES: Jon Voight, Dustin Hoffman
AÑO: 1969/DURACIÓN: 113/GÉNERO: Adaptación literaria, drama

                            

    “Cowboy de medianoche”, tiene mucho que ver con la novela anónima de “El Lazarillo de Tormes”, porque es una historia picaresca, que describe las afueras y las cloacas del imperio. En este film, la ciudad es una trampa y el hombre una hiena para el hombre. Los protagonistas han de valerse de todos los trucos para sobrevivir, y al final, pierden. Dustin Hoffman es Lazarillo de Nueva York, una víctima de la sociedad, y Jon Voight, un vaquero sin horizonte histórico. Es la vuelta del Oeste.

    “¡Nueva York, allá voy!”. El friegaplatos tejano Joe Buck (Jon Voight, en la interpretación que le catapultó al estrellato), se dirige a la ciudad de los rascacielos, mientras suena la pegadiza canción de “Everybody´s Talkin´ At Me”, cantada por Harry Nilsson, convencido de que las mujeres ricas estarán ansiosas por pagar a un patán semental a cambio de sexo. (El título es el término utilizado en la jerga para definir a un puto). El proceso tragicómico de este ingenuo recién llegado está puntuado por flash-backs tristes y perturbadores, sobre todo la terrorífica agresión padecida por Joe y su novia Crazy Annie, interpretada por la hija del guionista Waldo Salt*, Jennifer. Su “carrera” en Nueva York, va cada vez más cuesta abajo, todo por una serie de encuentros desalentadores, en especial uno inolvidable con Sylvia Miles, una prostituta rubia, cuya penosa insistencia en que es “una chatita encantadora” convence al crédulo Joe de pagarle.
*A parte de mejor película y “ director, Waldo Salt se llevó el tercer y definitivo Oscar al mejor guión.

    Joe, desamparado y solitario, se asocia con el estafador Enrico “Ratso” Rizzo (Dustin Hoffman, la “rata callejera”), tísico y tullido, el cual le invita a compartir su cuchitril como compensación por haberle hecho una mala jugada al “ingenuo gigoló”. Las esperanzas de éste, se van desvaneciendo a medida que se van sumando sus sórdidos fracasos, mientras que la salud de Rizzo va empeorando y sus fantasías de una vida nueva en la soleada Florida se van marchitando. Está empeñado en irse allí, con su nuevo amigo, porque cree que con el maravilloso clima que siempre hace, se curará; pero el tiempo se agota, Rizzo está gravemente enfermo y a penas puede andar. Tendrán que darse prisa, porque ambos necesitan un cambio de aires cuanto antes.

    La película fue tildada de sórdida y deprimente; pero el enfoque de Schlesinger se trata de un canto a la esperanza, justificando en el momento en que Joe abandona sus fantasías de convertirse en gigoló por el bien de una relación humana real. El director inglés aportó una mirada crítica a su debut estadounidense, y descubrió el lado más cruel de la ciudad, que subrayaba el desesperado aislamiento del personaje.

    En un principio, la película fue calificada con una X. Pero tras haber ganado tres Oscars, y pese a los escabrosos temas tratados, (la homosexualidad y la prostitución), la calificación en EEUU se cambió a una R, y su éxito comercial demostró que el público realmente estaba preparado para aceptar su madurez, su descarnado realismo y la fuerza de sus interpretaciones. El duelo Voight-Hoffman, queda en tablas. Ambos fueron nominados al mejor actor, pero ninguno se lo llevó. Por cierto, el montaje también es estupendo, y lo vuelvo a decir, la ambientación, formidable. La escenita de la fiesta psicodélica en el loft hippy, es memorable. Se nota que estaban en plena época, en el 69, mientras Jim Morrison, Jimi Hendrix y unos cuantos más hacían de las suyas (ya me hubiera gustado vivir esta era), y Dennis Hopper, Jack Nicholson y Peter Fonda se atiborraban de marihuana y LSD en el rodaje de “Easy Rider” (“Buscando mi destino”).

            

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