viernes, 24 de septiembre de 2010

47.-LA MOSCA (THE FLY)

DIRIGIDA POR: David Cronenberg
INTÉRPRETES: Jeff Goldblum, Geena Davis
AÑO: 1985/DURACIÓN: 95’/GÉNERO: Terror, ciencia-ficción


                           


    “Tenle miedo…mucho miedo…”

    Cuando la ciencia-ficción se mezcla con el terror, cuando el progreso sin freno se convierte en pánico puro y primitivo, cuando falla tanto la ciencia como la metafísica, donde tenemos más miedo y no hay explicación posible, es que estamos en el terreno que nos sitúa “La mosca”.

    Seth Brundle (Jeff Goldblum), es un científico que ha diseñado un aparato que desintegra la materia en un lugar y la hace aparecer en otro. Para consternación de su amante Veronica Quaite (Geena Davis), una noche prueba él mismo la máquina. Pero él no se percata de que hay una mosca acompañándole, entonces el ADN de Brundle se funde de manera accidental con el de este insecto común. Al principio, al alteración estimula los sentidos del científico, tiene una fuerza y una agilidad sobrehumana, (tanto, que le echa un pulso al típico chulito de bar y le rompe el brazo), desarrolla una glotonería insaciable, (al llenarse la taza de café con un montón de azúcar, su novia le dice: “-¿Qué tomas, azúcar con café?”) y tiene una obsesión monstruosa por el sexo (se pasa toda la tarde haciendo el amor con Veronica y no hay manera de que se canse). Pero el asunto pasa a convertirse en una batalla por la predominancia genética entre dos especies dispares. De repente, empieza a tener un aspecto realmente repulsivo, a oler mal, y sin ton ni son, se le caen las uñas sin dolor alguno. Entonces Seth empieza a asustarse mucho (evidentemente), al igual que su novia, que encima está embarazada y sólo un aborto podrá salvar al mundo del terrible monstruo que llevará en su interior. Pero el científico, dramáticamente deformado, quiere defender a su prole; su instinto animal no admite resistencia y el final trágico resulta inevitable.

    Cronenberg nunca ha evitado el impacto visceral, aquí es donde está el principal atractivo de la película, que es sin duda la metamorfosis del científico. A partir de aquí, la película despliega una imparable escalada de efectos visuales cada vez más desagradables: pelos tiesos como alambres le crecen en varias partes del cuerpo, supurando fluidos por todos los orificios, ciertas partes del cuerpo (como las orejas) se le caen y son reemplazadas por misteriosos apéndices nuevos…está claro que esta película no es apta para espectadores aprensivos o sensibleros, porque en algunos tramos es verdaderamente repugnante, que a veces más que asco, puede generar un perverso efecto cómico como he visto alguna que otra vez.

    Para David Cronenberg, esta es una película sobre la mortalidad y la vulnerabilidad humanas y la tragedia que representa la pérdida de una vida humana. De ahí que la película sólo pueda acabar de un modo, pues al igual que un dulce romance, está destinada a ser aplastado como el destino una mosca. Esta es una obra que consolidó la reputación de Cronenberg como el maestro del “terror corporal”, el terror físico de las mutaciones y las transformaciones anómalas. Así que ya saben, volar no es tan bonito como lo pintan. Por supuesto, ganó un Oscar al maquillaje, como no…

                



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