domingo, 26 de septiembre de 2010

89.-EL INDOMABLE WILL HUNTING (GOOD WILL HUNTING)

DIRIGIDA POR: Gus Van Sant
INTÉRPRETES: Matt Damon, Robin Williams, Ben Affleck
AÑO: 1997/DURACIÓN: 126’/GÉNERO: Drama

                         


    Una cosa está clara: cuando Robin Williams se deja barba para algún papel dramático tipo “Despertares” (1990) o interpreta a un sabio profesor como en “El club de los poetas muertos” (1989), está genial. Borda este tipo de papeles. Aquí lo mismo, lo hace tan bien que le dieron un Oscar al mejor actor secundario. El otro Oscar que se llevó la película, fue para el mejor guión, escrito por dos de sus actores protagonistas, Ben Affleck y Matt Damon. Ambos son amigos desde hace tiempo y decidieron desarrollar un trabajo que Damon había presentado en su época de estudiante en Harvard. Tanto Ben como Matt crearon la historia asumiendo el papel destinado a cada uno. Buen trabajo chicos.

    Will Hunting (Matt Damon) es un joven rebelde y carismático con una capacidad intelectual fuera de lo normal. Al igual que sus amigos, Will realiza trabajos mal pagados y pasa su tiempo libre en el bar, donde en ocasiones tiene problemas con la ley. Tras una pelea por los alrededores de la zona de bares, a Will le detiene la policía y se ve obligado a ir a la cárcel. Excuso decir que el grupo de amigos con el que va Will, son una panda de perdedores, muy desgraciados todos ellos, malas influencias para Will. Todos, excepto su mejor amigo Chucky (Ben Affleck), que en el fondo es una buena persona, y no es tan tonto como parece. Ahora que Will ha sido arrestado, su única esperanza es Sean Maguire (Robin Williams), un profesor y terapeuta que queda asombrado de sus capacidades y problemas emocionales. Entre ellos empieza una conflictiva y extraña relación.

    El trasfondo psicológico de “El indomable Will Hunting” tiene una lectura paralela en el proceso de aprendizaje y crecimiento que supone el paso a la madurez, las necesidades afectivas de Will encuentran su contrapeso en la lealtad de sus amigos, del mundo marginal al que pertenecen y del que no quiere salir, siempre por temor al fracaso y a que la realidad le llegue a defraudar, la dificultad para aceptar el riesgo y volverse a sentir rechazado. El film de Van Sant nos quiere dar un final liberador, en el que la independencia personal triunfa sobre las cuestiones racionales. El largometraje cuenta con muchas virtudes: una historia original que nos revela cómo el talento puede surgir en los lugares y las personas más insólitas y se convierte en una crítica a los sistemas de educación tradicionales que se acercan al conocimiento de las cosas a través de lo que otros han creado o sentido y no a través de la propia experiencia y la necesidad por descubrir*.
*Un par de años más tarde, Gus Van Sant realizó “Descubriendo a Forrester”, una película muy parecida a ésta, que a pesar de contar con actores como Sean Connery o Murray F. Abraham, es mucho peor. El director europeo es así, una de cal y otra de arena, te puede dejar perplejo con películas como ésta, como te puede defraudar a más no poder con largometrajes infames como “Elephant” (2001) o “Mi Idaho privado” (1989).












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