jueves, 23 de septiembre de 2010

11.-LA NARANJA MECÁNICA ( A CLOCKWORK ORANGE)

DIRIGIDA POR: Stanley Kubrick
INTÉRPRETES: Malcolm McDowell, Patrick Magee, John Clive, Warren Clarke
AÑO: 1971/DURACIÓN: 137’/GÉNERO: Adaptación literaria, thriller

                                      

    “-Videa bien hermanito, videa bien…” Eso es lo que le dice Álex antes de violar a la esposa del escritor maniatado, mirando a la cámara, de cara a los espectadores.

    Probablemente ésta es la película más controvertida de Stanley Kubrick (uno de mis directores favoritos). Era tan polémica que en Inglaterra no se reestrenó hasta 1999, año en el que Kubrick* murió. Basada en la novela de Anthony Burgess, en el film nos hallamos ante una época desconocida, el espectador sólo puede saber que es el futuro, pero ignora el año en el que transcurre la acción. Stanley intenta hacernos sentir el aspecto más profundo de la violencia, la diversión de los que participan en ella se hace evidente. Aquí la violencia se presenta como principio creativo, artístico, significa placer. Placer que encuentra Álex en la pornografía.
*Mantuvo en secreto las razones que le indujeron a autocensurar su película en 1974. Pero todos nos lo imaginamos, ya que a principios de los setenta, había una ola de violencia en Inglaterra y no era el momento más apropiado para estrenarla, pues el gobierno echó la culpa al director de que muchos jóvenes británicos imitaban a la banda de Álex en la película causando estragos en la sociedad inglesa. Es curioso, porque hoy en día, ha envejecido tan bien esta peli, que aquí en España, los jóvenes aún siguen imitándoles, no en la forma de vestir (excepto en las botas negras militares), pero sí en la forma violenta de actuar, mayoritariamente los skinheads.

    El sabelotodo delincuente Alex de Large (genial Malcolm McDowell), es el líder de su banda de dragos (que visten con una especie de mono blanco de trabajo, un protector testicular y un bombín), cuyos principales intereses son desplegar febriles e intensos ataques de ultra-violencia. Para ellos una noche redonda, consiste en tomar unas copas (moloko plus) en la cafetería Korova, dar una paliza a un vagabundo, pegarse con una banda rival, provocar accidentes de tráfico con un coche robado, entrar en la casa de campo de un escritor y forzar a su mujer procurando que éste sea testigo de la violación. Después otro “moloko plus” en la cafetería y a casa. Una vez allí, Alex se inspira con la música de su ídolo Beethoven, para pensar mientras se masturba con imágenes de contenido pornográfico y violento. Pero a diferencia de sus tres dragos y supuestos amigos, que quieren sacar algún partido de sus expediciones, a Alex el dinero no le interesa. Aquí es cuando se produce el enfrentamiento. Y sus amigo le traicionen tendiéndole una trampa: mata sin querer a “la mujer de los gatos” de un fortísimo golpe con una escultura fálica muy valiosa y es capturado por la “milicienta” (policía). Condenado a catorce años de cárcel, sale antes de tiempo gracias a un nuevo programa de reinserción social y a una terapia diferente. Consiste en obligarle a ver películas ultra-violentas mientras le ponen unas gotas que hacen que le repugne todo eso, pues en adelante sufrirá terribles náuseas ante la sola idea de tocar un pelo a alguien. Y lo que es más, una vez fuera, se encuentra con el rechazo de sus padres por todo el daño que les ha causado. Es para recordar la escena en la que Alex le replica a su padre tras ver al inquilino que ha estado viviendo en casa en su ausencia:”-Oye papi, ¿quién es ese que está ahí sentado?, tostadas, crunchy, crunchy, crunchy…” Alex no tardará en enfrentarse a su propio pasado: se reencuentra con toda la gente que antes había sufrido sus excesos y que ahora se vengan de él en su indefensión.

    ¿Malcolm McDowell? Sin él no hubiera habido película. Kubrick insistió en que interpretase a Alex. Dijo: -“Él o nadie”. Finalmente la productora cedió pese a ser un actor desconocido, que venía de hacer “If…” de Lindsay Anderson. Por lo visto Stanley le preguntó le preguntó a Malcolm durante el rodaje, que qué canción sabía cantar y éste le respondió que sólo una, “Singin´g in the rain”. McDowell reconoció que Kubrick era un director muy estricto, pero un placer trabajar con él. El rodaje fue lento, ya que Kubrick repetía las secuencias una y otra vez hasta que quedasen a su gusto. Pero Malcolm se llevaba muy bien con él puesto que el actor se prestó a hacer cualquier cosa en beneficio del resultado final. Incluso en la secuencia del tratamiento permitió que bajo la supervisión de un oculista le pincharan el globo ocular con una aguja hipodérmica o algo así.

    No es tanta la brutalidad lo que confiere a “La naranja mecánica” un aire tan terrible. Es la escenografía con que ésta se escenifica. Concretamente Alex, un enamorado hasta la idolatría de la música d Ludwing Van Beethoven, disfruta con sus escenas y las estiliza hasta convertirlas en arte. En la casa del escritor, parodia a Gene Kelly, cantando “Singin´g in the rain” y, sin perder el ritmo, patea el vientre del dueño de la casa, que está atado.

    El director americano, no era un moralista ni un psicólogo, pues no explicaba las escenas violentas que mostraba. Era el público el que tenía que decidir lo que quería ver en su película. Su demoledora visión de un futuro no tan lejano, quizás haya quedado un poco desfasada en detalles como los discos de vinilo, o la máquina de escribir IBM del escritor, pero por otro lado cabe destacar el argot distintivo que utiliza en la película, un híbrido entre el ruso y el Hockney londinense. Lo que está claro es que tiene un estilo muy original, y a menudo es inesperadamente divertida, con una banda sonora delirante. “La naranja mecánica” mantiene mucha más potencia que sus muchos descarados descendientes. La película se rodó en Inglaterra, pero hay cosas alemanas en ella, como los uniformes de la banda de Billy Boy y, naturalmente, la música de Beethoven, que inspira a Alex las imágenes más soberbias de violencia y destrucción. En lo teóricamente típico alemán, Kubrick encuentra una conexión paradigmática de genio y locura, de arte puro y barbarie, de fuerza creativa genial y genocidio.

    Hay escenas magistralmente rodadas como la del travelling que le hace a Alex mientras camina hacia su casa después de “una noche perfecta”, o la del asesinato a “la mujer de los gatos”.

    La película está dividida claramente en tres actos: el arranque violento, la “transformación” del protagonista, (el proceso desde que le capturan hasta que le sueltan) y la venganza que sufre por parte de sus víctimas, (incluidos sus antiguos “amigos” quienes irónicamente ahora son policías y así pueden seguir usando la violencia).

    En fin, nada más que decir ante la obra maestra de Stanley Kubrick, que tiene un final de lo más asombroso y retorcido. Si hay alguien que todavía no la haya visto, ¡haga el favor de “videarla”!


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